A eso se le suma que creo haber creado un vínculo con las gatas parecido a un síndrome de Estocolmo, no es que me tengan secuestradas, pero las tengo desde tan pequeñitas y han sido tantas horas, que va a costarme separarme de ellas. Es un rollo La bella y la bestia, que al final acaban por necesitarse mutuamente de tanto estar juntos (bueno, igual es una excusa y en realidad es que me puede el acojone por lo nuevo, no porque me dé palo trabajar, qué va).
No, en serio, igual me dan la baja por el trauma y no tengo que ir a trabajar. Bueno, el caso es que me apetece empezar de nuevo, había perdido un poquito la ilusión, de ahí el cambio. Deseadme un gran primer día para mañana (espero hacer muchos amiguitos).